Ni más ni menos se trata de uno de los automóviles más famosos de la historia debido a que su dueño fue uno de los gánsteres más conocidos de los años 30 y de hoy en día. Al Capone necesitaba un coche que fuese 100% seguro y por ello lo blindó completamente además de decorarlo y complementarlo con una ametralladora, cristales antibalas y sirenas de policía para camuflarse entre ellos. Después de la muerte del mafioso, la limusina pasó por las manos de Franklin Delano Roosvelt y por el coleccionista John O’Quinn.  Se ha puesto en subasta varias veces y, hoy en día, cuesta alrededor de 500.000 dólares.

El rey del rock tenía una serie infinita de coches lujosos, pero el que más nos gusta y nos llama la atención es este del año 1960 personalizado por el famoso diseñador automovilístico George Barris. Lo que le hizo a esta maravilla no tiene nombre artístico que lo defina. Fue personalizado con 40 capas de pintura de perlas, polvos de diamante y escamas de peces exóticos para que el coche brillase de forma singular. Además, los detalles de esta preciosa limusina estaban bañados en oro de 24 quilates. Y dentro estaba acomodado con todo lo necesario para darse un buen paseo de lujo: teléfono, tocadiscos, televisor, nevera… También, Elvis utilizó esta joya para los conciertos que realizó en su gira al sur de Estados Unidos. ¡Algunos rumores dicen que todos los instrumentos iban cargados en el techo del coche!

Quizá este sea el automóvil que más historia guarda y que más sentimientos despierta si se le pone en un único contexto. En definitiva, es una de las limusinas más famosas de la historia. En el vehículo fue donde, en 1963, asesinaron al que fue uno de los presidentes más carismáticos de Estados Unidos, John F. Kennedy. En su momento, fue el único descapotable de cuatro puertas disponible en el mercado norteamericano y toda una revolución de diseño. Este coche era el centro de atención de los desfiles presidenciales de Kennedy, pero su asesinato cambió las cosas por completo, pasando de un techo descapotable a una limusina acorazada.

El afortunado quien adquirió este fantástico coche fue el espléndido John Lennon, quien compartió sus cuatro ruedas con sus ‘colegas’ de Liverpool. Cuando compró la limusina, en 1965, su color original era negro. Pero con la psicodelia del momento, el movimiento hippie y los maravillosos años 60, Lennon dejó volar su imaginación y decidió darle un toque más característico. Este cambio drástico de amarillo y motivos florales se debió a la inspiración que sintió Lennon en la grabación de su octavo disco ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’. Para hacerle aún más especial, el ex Beatle lo acomodó con un pequeño frigorífico, un impresionante equipo estéreo de música, un tocadiscos flotante, un televisor y un teléfono.