Las ciudades del futuro se proyectan
como espacios silenciosos y libres de emisiones. Así es, al menos, como
lo ven los conductores de siete países europeos (incluido España) que
participaron en el estudio “El coche del mañana”, llevado a cabo por Autoscout24,
uno de los principales portales de automoción online. ¿En qué se
traduce esto? Pues, básicamente, en que la movilidad tendrá, en el
futuro más cercano, al vehículo eléctrico como protagonista.
El estudio afirma que, dentro de 25
años, en la mayoría de ciudades desarrolladas, se habrá sustituido la
etiqueta de “tecnología alternativa” por la de “tecnología consolidada”.
El hecho de que se haya avanzado en aspectos como la autonomía de las baterías o el precio de las mismas, hará que los modelos de combustión que hoy conocemos como tradicionales reduzcan su peso de manera importante.
En esa misma línea se posicionan otros estudios, como recientemente publicado por la consultora Navigant Research, que augura un espectacular éxito de los coches eléctricos en los años venideros, y que pasarán de ser una opción elegida por las personas que sólo se mueven por ciudad a ser contemplada para todos los usos. El estudio apunta un dato importante: tras el anuncio del lanzamiento del Model 3 de Tesla, un vehículo eléctrico con una autonomía de 345 km y un precio más asequible (35.000 dólares) que el resto de modelos presentados hasta ahora por la compañía californiana, más de 400.000 personas han hecho una pre-reserva para adquirir este vehículo. Teniendo en cuenta que el coste de la reserva era de 1.000 dólares y que, por ejemplo, a Europa no llegará hasta 2018, nos podemos hacer una idea de cuál será la apuesta de los conductores del mañana.
Otras fuentes ofrecen previsiones con datos más concretos. Es el caso del estudio publicado por Bloomberg New Energy Finance y que asegura que, en 2024, el mercado mundial de vehículos eléctricos alcanzará los 41 millones, lo que representará el 35% de las nuevas ventas de vehículos ligeros. ¿De qué dependerá que estas previsiones se cumplan? Por un lado de la actitud de los llamados “early adopters”, es decir, de aquellos conductores dispuestos a probar las nuevas tecnologías. Teniendo en cuenta que las nuevas generaciones –como los Millenials, pero, sobre todo, la llamada Generación Z (nacidos entre 1994 y 2000)– demandan ciudades más habitables, limpias y libres de emisiones, parece que este aspecto está asegurado. Por otro lado, los incentivos de los gobiernos para fomentar las ventas de este tipo de coches también será fundamental. Algunos países europeos han llevado a cabo una firme apuesta por este mercado y cuentan con ayudas muy sustanciosas. En España, el Plan MOVEA (Plan de impulso para la Movilidad con Vehículos de Energías Alternativas) está poniendo los cimientos para que el mercado de los eléctricos siga creciendo.
Además de los mencionados aspectos medioambientales, el vehículo eléctrico aporta otra gran ventaja a quienes lo utilizan, según los expertos, y es el ahorro, tanto en combustible como en el propio mantenimiento del coche. Veamos de qué modo.
Tal y como aseguran fuentes de Endesa, el consumo de un vehículo eléctrico depende del tamaño, pero varía entre los 15kWh/100km para un utilitario urbano y los 30kWh/100km de un microbús. Si hacemos una media, para un consumo de 17kWh/100km, recargando en horario nocturno, el coste sería de unos 1,55€/100km, frente a los 7,79€/100km que gastaría un vehículo de combustión normal.
¿En qué cifras se traduce esto? Según algunas fuentes, la utilización de un coche eléctrico podría suponer un ahorro de entre 2.000 y 4.500€ al año,
dependiendo del modelo y del uso que se de al vehículo. Su precio es
más caro que el de los coches tradicionales, pero parece que, a medio
plazo, podría compensar.
Por otro lado, el mantenimiento y
reparación de los coches eléctricos son más baratos, lo que también
supone un ahorro. Los motores eléctricos tienen una vida mayor y los
componentes mecánicos están expuestos a un menor desgaste por lo que, en
conjunto, mantener este tipo de vehículos resulta más económico: no se
realizan cambios de aceite o filtros, ni correas de distribución, el
desgaste de las pastillas de freno es menor… La excepción continúa
siendo la batería, cuyo precio aún es elevado (aunque está bajando) y su
vida útil menor, aunque los expertos aseguran que, en general, los
gastos de mantenimiento son, proporcionalmente, menores que los de los
vehículos diésel o gasolina. Algunas fuentes, como AVELE (Asociación Española para la promoción de la Movilidad Eléctrica), sitúan este ahorro entre el 30 y el 40% con respecto a los coches de combustión.
Para los que viven en grandes ciudades, como Madrid o Barcelona, hay otro aspecto a tener en cuenta y es que estos vehículos están exentos de pagar en las zonas de establecimiento regulado. Se les emite una autorización “Cero Emisiones” con la que pueden estacionar, de forma gratuita y sin limitación temporal en las plazas verdes y azules de las ciudades.
Así
pues, si estamos ante vehículos menos contaminantes que podrían ahorrar
hasta 40 millones de toneladas de emisiones de CO2 a la atmósfera y si
supone un ahorro a medio-largo plazo para los conductores… ¿por qué
España tiene uno de los niveles de introducción de vehículos eléctricos
más bajo de Europa? ¿Qué se necesita para que este mercado despegue
definitivamente?
Los pilares estratégicos para el sector, que se analizaron en el reciente Foro Nissan de la Movilidad Sostenible, lo dejan claro:
Veremos los pasos que se van dando desde todos los sectores, aunque parece claro que la tendencia en todo el mundo pasa por la opción eléctrica.