El mes de septiembre, tras los meses de verano, significa la vuelta al cole de más de 8 millones de niños. Son muchos los menores que hacen uso del transporte escolar para trasladarse hasta sus centros educativos, por lo que la seguridad de los autocares escolares pasa a convertirse en una preocupación tanto para las familias como para las instituciones y autoridades.
De acuerdo con información publicada por la DGT, el autocar escolar registra cero muertes en accidente de tráfico desde el año 2012; además, tiene una tasa de siniestralidad 11 veces menor que la del coche y 6 veces inferior a la de cualquier otro medio dedicado al transporte de pasajeros. Unas cifras muy positivas para las que las inspecciones técnicas a las que son sometidos este tipo de vehículos han sido un factor clave.
Nuestro país cuenta con aproximadamente 17.500 autocares escolares que diariamente transportan, de acuerdo con cifras previas a la pandemia, unos 600.000 niños. En este tipo de transporte, debido al alto riesgo que conlleva un accidente, la frecuencia con la que debe pasar la ITV es mayor, debiendo realizarse una inspección anualmente hasta cumplir los cinco años desde su matriculación y, semestralmente, pasada esta fecha. De esta forma se puede asegurar que los autocares escolares cumplen con los requisitos técnicos obligatorios para el tipo de transporte que realizan.
Uno de los motivos principales por los que un vehículo puede no pasar la ITV es por la antigüedad del mismo. Es por ello que el 92% de los autocares escolares con una vida media inferior a los once años suele superar las inspecciones sin problema. Con un total de 53% de resultados favorables en la primera inspección y un 84% en la segunda.
De acuerdo con datos aportados por la Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos AECA-ITV, el número de autocares escolares con defectos graves y muy graves detectados en la primera inspección tiene una media de edad de entre los 10,5 y los 13 años, respectivamente. Mientras que los que los mantienen en la segunda inspección alcanzan los 12,8 y los 14 años, respectivamente. Así, los defectos muy graves se detectan en vehículos con una edad media superior a los 13 años.
De este modo, los autocares escolares rechazados en la ITV se les detecta un 62% de defectos graves o muy graves, y un 38% afectados por defectos leves. Entre las causas principales de defectos graves o muy graves se pueden encontrar problemas con el incumplimiento de los requisitos técnicos sobre transporte escolar y de menores, los frenos o el alumbrado y señalización.
Existen seis causas principales por las que un 8% de los autocares escolares españoles no pasa la ITV anualmente, entre las que se encuentran: defectos en las especificaciones técnicas, problemas en los frenos, alumbrado y señalización, acondicionamiento exterior, carrocería y chasis, emisiones contaminantes, ejes, ruedas, neumáticos y suspensión.
Fuente: AECA-ITV