Hablar de cine, no es solo hablar de una película, ni es solo hablar de un producto audiovisual; hablar de cine, es hablar de emociones, es hablar de soñar, es hablar de trasportarte a otro lugar, conocer nuevas culturas, adentrarte en la mente de un personaje ficticio, o en la visión de un director.
Para hablar de cine, inevitablemente hay que hablar de actores, capaces de convertirse en un astronauta abandonado en marte, un capo cubano de la mafia en Miami o el héroe que Gotham necesita. En la inmensa mayoría de películas, los actores son los que eclipsan la pantalla. Pero no siempre es así, en algunas películas, la banda sonora capta todos nuestros sentidos, en otros son los planos con los que cuentan la historia, y en otras ocasiones, son personajes ficticios, inanimados, objetos, o vehículos los que captan la atención de todas las miradas, véase un muñeco pelirrojo con mono vaquero sediento de sangre, un extraterrestre con el cuello largo y un dedo iluminado o una máscara veneciana blanca que clama venganza.
Pero somos Itevelesa, y al ser una empresa de ITV, lo nuestro son los vehículos (no ser críticos de cine, aunque nos encanta), en este artículo queremos darles un lugar especial a los vehículos más icónicos de la historia del cine, aquellos que han marcado época, que han traspasado la pantalla y se han situado en las cabezas de todos aquellos que los hemos visto.
Por lo que, te invitamos a seguir leyendo y realizar este viaje con nosotros a través de aquellas películas, que han traído con ellas iconos sobre dos, tres y cuatro ruedas:
Y es que, hablar de iconos, es hablar de Bond, James Bond. En todos los sentidos, este personaje ha logrado convertirse en el espía referencia y en un icono que va más allá de un rostro o un actor. Tanto Sean Connery, Pierce Brosnan (mi verdadero James Bond) y Daniel Craig, junto al resto de agentes 007 tienen algo en común y que les caracteriza, y no, no hablo de la manera en la que piden un Martini agitado; sino que estamos hablando de los Aston Martin, el fiel compañero del agente británico.
En el caso de esta película, protagonizada por Sean Connery, estamos hablando del Aston Martin DB5 de 1964, una auténtica obra de arte. Este vehículo no solo enamoró por su elegancia y finura, sino que como he comentado, se trataba del mejor compañero y aliado de Bond, con algunos accesorios sorpresas como parachoques con arietes, ametralladoras, asientos eyectables, pantalla de humo, rociador de aceite y más (no intente pedir este equipamiento a su vehículo, o no va a pasar la revisión, ya le aviso). Mirando todos los componentes de este Aston Martin, teniendo en cuenta que hablamos de 1964, su accesorio más interesante puede ser la pantalla con mapa en el automóvil de Bond, que presagió los sistemas de navegación actuales.
Continuamos con uno de los vehículos más tops, uno de los primeros ejemplos de que un vehículo se come la pantalla y adquiere más protagonismo que los propios actores. Estamos hablando del DMC-12 de John DeLorean, denominado como el DeLorean, el cual no era el superdeportivo que prometía su llamativa carrocería, pues contaba con un motor V-6 de 2.9 litros y 130 caballos.
Su aspecto futurista, sumado a algunos efectos cinematográficos, le dio al DeLorean el estatus de leyenda; sumado a que también era una máquina del tiempo, hacía de las especificaciones reales del vehículo un pequeño detalle sin importancia. Además, existe una excepción, y es reemplazar el lento motor V-6 por un V-8 del Porsche 928, de esa manera, al igual que logró Marty McFly, conseguirás alcanzar los 141 km/h, encender el Flux Capacitor y retroceder hasta 1955, ¡para apostar en el evento deportivo que desees! (Confirmamos que no, no es posible viajar en el tiempo, lo sentimos)
Seguimos hacia otra de las películas donde los vehículos son protagonistas. Una historia de un futuro distópico y apocalíptico, caracterizado por la escasez de agua, petróleo y energía, crisis económica y el caos social, donde las pandillas y facciones dominan las carreteras de Australia. Frente a todos, aparece un joven Mel Gibson para protagonizar esta historia junto a su Ford Falcon XB GT, armado con un V-8 de 5755 CC.
Si de por si este vehículo es una pasada, para la película se creó un nuevo frontal para su parte delantera. La pieza central que sobresalía de su capó, un sobrealimentador activable por interruptor que aumenta la velocidad del vehículo cuando Max lo necesita. Por desgracia, tenemos que informaros que ese sobrealimentador es falso y solo se usaba como accesorio ficticio en la película, una pena.
Como ya comentamos en la introducción de este artículo, hablar de cine es hablar de emociones, de sensaciones, de viajar a otros mundos; para contarte esa historia, no siempre es necesario que la representen actores reales. Existe una manera de plasmar emociones y de viajar, para la cual hay que quitarse una venda de los ojos, olvidar todo lo que creemos y no juzgar su apariencia, pues de primeras, podemos pensar que la animación es un simple cuento de niños, y la realidad es todo lo contrario. Una buena animación y una buena historia, acompañada de una buena banda sonora, puede arrugarte el corazón, erizarte la piel o encogerte el pecho como la mejor película “live action” que conozcas. Solo hace falta darle una oportunidad.
Tras este speach para defender las historias de animación, toca hablar de otro de los vehículos más icónicos de la historia, por no decir, el vehículo animado más famoso y referenciado de la historia, la moto de la película “Akira”. Este largometraje japonés, nos traslada a una reconstruida NeoTokio, arrasada años atrás por la III Guerra Mundial. Cuenta la historia de Kaneda y sus amigos, historia que no es fácil de explicar, por lo que es mejor que la descubráis vosotros mismos. En ella, esta motocicleta actúa como un integrante más del grupo. Inspirada en la BMW K1, en la película nos dicen que tiene una potencia de 200 CV a 12.000 RPM, una auténtica bestia. Cabe destacar que se le puede ver un logotipo muy parecido al del BMW en el costado del vehículo, junto a los de Arai, Canon, Citizen, Shoei… Simplemente, la moto más icónica y referenciada del cine.
Con esto, damos por finalizado el primer artículo sobre vehículos icónicos del cine. Quedan muchos más ejemplos sorprendentes, estamos abiertos a sugerencias para hablar de ellas y, lograr así, reunir aquellos iconos sobre ruedas que han traspasado la pantalla y adelantado al resto de protagonistas de la historia. Esperemos que os haya gustado y entretenido, nos vemos pronto en el segundo volumen. Un fuerte abrazo.