Muchos conductores realizan una puesta a punto de su vehículo
antes de salir de vacaciones, para evitar sorpresas desagradables por
el camino. Pero… ¿hacemos lo mismo a la vuelta? ¿Llevamos a cabo a cabo
una revisión del vehículo para comprobar que todo esta bien tras
utilizarlo en las vacaciones? Si no lo hacemos, deberíamos, por muchas
razones, como veremos a continuación.
Los desplazamientos en la época estival se suelen caracterizar por ser más largos que los que realizamos habitualmente en el día a día. Disponemos de unos días libres y hacemos los kilómetros que sean necesarios para acudir al destino soñado durante todo el año. Además, elegimos lugares de playa o de montaña, a veces con terrenos complicados para el vehículo. Todo ello puede afectar al funcionamiento de determinados componentes del mismo, por lo que resulta imprescindible llevar a cabo una revisión para asegurarnos de que todo funciona correctamente cuando nos incorporemos a las rutinas diarias. Carrocería, neumáticos, niveles de líquidos o filtros son algunos de los puntos imprescindibles que hay que revisar.
Largos
kilómetros por carretera, terrenos farragosos para acceder a calas
recónditas, caminos de montaña, cambios de temperatura o maleteros más
llenos de lo normal… Estas habrán sido, seguramente, algunas de las
situaciones a las que habremos sometido a nuestros neumáticos durante
estas vacaciones y, por ello, es imprescindible revisarlos a nuestra
llegada.
Hay que comprobar, por un lado, su desgaste, así como un posible deterioro, pero también que la presión sea la correcta. En ocasiones, nos vemos obligados a modificar la presión debido al mayor peso provocado por el equipaje que llevamos en el maletero o en arcones de techo, con el fin de mantener los niveles recomendados por el fabricante cuando vamos cargados. Una vez que volvemos a casa y el maletero va vacío, hay que volver a revisar la presión para que sea la adecuada. Los cambios de temperatura bruscos también puede modificar esas presiones, así que, aunque no hayamos ido cargados, nunca está de más echar un vistazo.
La
arena de la playa, el salitre, la exposición a largas horas de sol y
calor o los excrementos de las aves son algunos de los elementos que han
estado en contacto con la carrocería de nuestro vehículo este verano.
Una limpieza a fondo puede acabar con muchos problemas y evitar males mayores, como oxidación o corrosión de la pintura.
Algunos de ellos, como la arena o el polvo de los caminos, también afectan al interior, tanto al habitáculo como a piezas del funcionamiento del coche, así que lo mejor es revisarlo todo bien para no encontrarnos con sorpresas pasadas unas semanas.
Tal y como recomiendan desde la Dirección General de Tráfico, después de largos desplazamientos, los niveles de líquidos se reducen, por ello es necesario acudir a un centro de confianza para que hagan un control del líquido refrigerante, de freno, lubricante o, incluso, del aceite. Será una de las maneras más efectivas de garantizar un funcionamiento perfecto del motor a la vuelta de nuestras vacaciones.
Las altas temperaturas veraniegas pueden deteriorar las gomas y escobillas de los limpiaparabrisas y nos podemos encontrar con que, ante una tormenta como las que se suelen registrar en esta última parte del verano, no funcionen correctamente y se reduzca nuestra visibilidad en carretera. Además, nos guste o no, los días de verano empezarán a tocar a su fin en breve y la llegada del otoño traerá consigo la lluvia, por lo que es importante comprobar que el verano no ha hecho estragos en nuestros limpiaparabrisas.
Por lo general, hemos tenido un verano bastante seco en España, por lo que ha habido muchas partículas en suspensión que, probablemente, hayan terminado en los filtros de nuestro vehículo. Eso sin olvidar el polvo de los caminos, la arena de las playas que hemos visitado y los insectos que nos hemos encontrado por la carretera. Todo ello hace imprescindible una correcta revisión y limpieza de los filtros a la vuelta de vacaciones.
Si hemos circulado por carreteras secundarias, por el campo o por caminos de montaña, es posible que nos hayamos encontrado con objetos que hayan podido dañar los bajos del vehículo y provocar pérdidas de líquidos. Una revisión a tiempo es una victoria.
Parece obvio pero es importante recordar la importancia de vaciar el maletero a la vuelta y sacar todos los objetos que ya no vayamos a utilizar. Aligerar el peso será muy beneficioso para nuestro coche y también para nuestro bolsillo.
Sabemos que el verano trae consigo una cierta “desconexión” mental para descansar, pero no debemos olvidar comprobar a la vuelta la fecha en que nuestro vehículo debe pasar la ITV.
Recordad, sobre todo si vivís en grandes ciudades, que las cámaras de
tráfico ya pueden detectar los vehículos que no tienen la ITV en vigor. ¡Nadie quiere despedirse de las vacaciones con una multa!
Siguiendo estos pequeños consejos, garantizaremos el estado óptimo de nuestro vehículo después de las vacaciones.