Al igual que sucede con numerosas piezas del automóvil, el radiador, que forma parte del conjunto de refrigeración, también está expuesto a sufrir averías, daños y a deteriorarse con el paso del tiempo. Este elemento se encarga de volver a enfriar el líquido refrigerante antes de que vuelva a entrar en el motor y puede acumular suciedad o sufrir fugas en el circuito.
Las averías más frecuentes están relacionadas, pues, con estas consecuencias. Lo más habitual es que el radiador pierda hermeticidad o tenga fugas de líquido. En Red Itevelesa te contamos cuáles son los daños más habituales que puede sufrir este elemento del vehículo:
La mejor manera de prevenir todos estos daños es llevar al día una limpieza periódica para evitar que suciedad se acumule. Hay que tener en cuenta que un mal funcionamiento del radiador podría provocar un exceso de temperatura en el motor y dañarlo.
Las fugas del radiador pueden repararse, pero la solución siempre será temporal. La solución más idónea, dependiendo de la gravedad de las averías, es sustituir el radiador. Cuando nos percatemos de un funcionamiento extraño, habrá siempre que pasar por las manos de un profesional que nos aconseje qué hacer, pero el caso de fugas o de haber sufrido un golpe, la sustitución será siempre necesaria.
A la hora de lanzarse en casa a sustituir esta pieza, hay que tener en cuenta dos directrices determinantes para que la operación sea un éxito. La primera es iniciar el trabajo con el motor siempre en frío y, la segunda, es cerciorarse de que el nuevo radiador tiene los puntos de anclaje y las conexiones con las mangueras y manguitos en el mismo punto, ya que si no nos servirá.
Fuente: 20 Minutos