La contaminación atmosférica
sigue superando los límites y las directrices de la Unión Europea y de
la Organización Mundial de la Salud (OMS), según afirma la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
El transporte por carretera es una de las principales fuentes de
contaminación atmosférica, en especial por la emisión de contaminantes
nocivos como el dióxido de nitrógeno y las partículas. Por ello, las principales ciudades europeas, como Madrid, Londres, París o Berlín, han puesto en marcha medidas para reducir los niveles de contaminación.
En el Acuerdo de París sobre el cambio climático, la UE se comprometió a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en, al menos, un 40%
en todos los sectores económicos para 2030 en comparación con los
niveles de 1990, teniendo en cuenta tanto las emisiones de los
automóviles como de la industria, además de incrementar el uso de energías renovables y mejorar la eficiencia energética.
Para garantizar que todos los países participen en los esfuerzos de la UE para reducir estas emisiones, las denominadas normas de “reparto del esfuerzo” establecen objetivos anuales vinculantes de emisión de gases de efecto invernadero para los Estados miembros hasta el año 2030, vinculados al PIB per cápita de cada uno de ellos. En el caso de España, el objetivo es reducir las emisiones un 29%.
La Ley 34/2007, de 15 de noviembre, de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera,
establece que aquellos municipios de más de 100.000 habitantes deben
elaborar planes y programas para el cumplimiento de los objetivos de
calidad del aire, adoptando medidas de restricción total o parcial del
tráfico, incluyendo restricciones a los vehículos más contaminantes, a
ciertas matrículas, a ciertas horas o a ciertas zonas.
Madrid ha sido pionera en España en establecer protocolos anticontaminación, basándose en el Real Decreto 102/2011, que establece umbrales de alerta para tres contaminantes: dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y ozono. Para ello, la capital dispone de un Sistema de Vigilancia, Predicción e Información de la Calidad del Aire que permite conocer, de forma continua y en tiempo real, las concentraciones de contaminantes, con el principal objetivo de proteger la salud de la población y reducir al máximo las situaciones de riesgo. Para ello, se ha establecido un área de bajas emisiones (en el centro de la ciudad) donde se restringe el acceso de los vehículos privados, en función de los episodios de contaminación y los escenarios posibles.
Se han establecido los llamados episodios de contaminación, definidos como los periodos durante los cuales existe una situación meteorológica desfavorable,
es decir, aquellos en los que la atmósfera de la ciudad no permite una
correcta ventilación debido a una situación de estabilidad (cielos
despejados y ausencia de vientos).
Así, en función de las
concentraciones de dióxido de nitrógeno que se registren o se prevean
registrar en determinadas zonas de la ciudad se establecen tres niveles de actuación (preaviso, aviso y alerta, en función del nivel de emisiones) y se definen cinco escenarios posibles, que son los siguientes:
Otras ciudades europeas también han adoptado medidas anticontaminación para luchar contra las emisiones de gases nocivos al medioambiente. Os lo contaremos en el siguiente artículo.